Probé de todo: leí sobre espiritualidad, sobre cómo estar en el presente, en el aquí y el ahora, leí, también, sobre no juzgar a los demás, sobre la importancia de la compasión y de los lugares tan maravillosos a los que podemos llegar cuando la ponemos en práctica. Vamos, me sabía de memoria todas las teorías que te puedas imaginar y todo eso de “el universo siempre conspira a tu favor” o “todo sucede para algo” y lo repetía yo misma sin enterarme realmente de qué iba la cosa..
Leía cosas que me hablaban de desaprender y de “conectar con tu naturaleza más profunda”. Medité. Medité mucho y tenía la sensación constante de que no me servía para nada.Había algo en todo aquello que se me escapaba, algo que no lograba comprender y sentía que seguía conectada a una autoestima baja, a hablarme mal en muchos momentos, a seguir enganchada en el pasado, a depender emocionalmente de mis parejas, a sentirme culpable por todo y, por más que intentaba trabajarlo, no encontraba la manera de solucionarlo.
Todo eso cambió cuando me crucé con TheWork.